23 de julio de 2011

A propósito de los nombres en Internet

yetiEl pseudónimo

en Internet

Mucho se habla del anonimato, unos sostienen que, en la “red”, tienen que mantenerse los nombres civiles a toda costa, otros que basta con alias o seudónimos, algunos defienden el uso de avatares. En los ·”e-mails”, foros, y en cualquier círculo donde se expresen criterios u opiniones más o menos comprometidos, se aducen diversos motivos, incluso ético-morales, Los más reaccionarios, algunos con moralina beata y de otros tiempos, incluso hablan de cobardía en el uso del sobrenombre; otros ven malicia soterrada y peligrosa en los alias que creen siempre sospechosos de malas intenciones.

Los que llevan mucho tiempo en Internet no ven tanta transcendencia, y mucho menos culpa, en el uso de alias o sobrenombres. Cuando esto empezó, cuando no se usaban, por economía de los sistemas, nombres de más de ocho caracteres -por ejemplo- el verdadero ingenio consistía en inventarse un alias, que no existiera anteriormente, con ese corto número de letras o números. Nadie soñaba con figurar en ningún sitio con su “josegonzaloganzalezdelagonzalera”. Ahora, y desde hace bastante tiempo, ya se puede. Y nos congratulamos, y seguimos con nuestros”nicks”.

Más tarde vino la época de la invasión publicitaria, de la intromisión, del insulto, de la agresión. Y esa variedad de situaciones hizo más necesario, y adecuadamente defensivo, el uso de seudónimos, alias o “avatares”. Durante mucho tiempo, los instructores en Internet ha estado recomendando que no se introduzca el nombre “real” -como todavía dicen algunos- en direcciones de correo o cualquier otra referencia de la “web”. Esa recomendación sigue vigente en la actualidad.

Ahora salen a la palestra, con cierto retraso, cuando casi todas las costumbres están consolidadas en Internet, los que defienden la aparición de los nombres del registro civil. Y a muchos parece que les gustaría que se impusiera mencionar la fecha de nacimiento y hasta la declaración de impuestos, amén de los certificados de estudios y otros detalles. Y, cuando alguien no lo hace, se le tacha de cobarde (concepto en este caso verdaderamente cómico), o de malintencionado (dicho con mala intención de hipocresía puritana).

Si alguien tiene a orgullo que su nombre figure en todas partes ( recuerden aquello de “el nombre de los ….... está escrito en todas partes”) que lo use sin parar en Internet. Tiempo tendrá de arrepentirse de su actitud orgullosa y paleta.

Y volviendo a la defensa del alias, lo que tenemos que hacer es trabajar con el nuestro para honrarlo y darle carácter. Que todos sepan quienes somos por nuestras opiniones y acciones. Que se note que respondemos de nuestros actos con nuestro “nick”, sin que sea  “josegonzaloganzalezdelagonzalera”. Digamos un adiós a los inquisidores y cotillas con nombre real.

Hagamos, por otra parte, homenaje a los que descubrieron, y honraron tantos y tantos seudónimos famosos: “Clarín”, “Augusto Assía”, “Fígaro”, “Manolete”, ”Dr. A”, ”Pablo Neruda”, “Pelé”, “Ike”, “Tintoretto”... y tantos otros que, si hubieran estado en Internet. no hubieran usado su nombre real.

Seguridad para terminar:

no hay anonimato

Por supuesto, no queremos que cualquier indocumentado de la red conozca nuestra identidad, por muchos motivos religioso-ético-políticos que esgrima. Pero, sin embargo, no nos oponemos a la averiguación en los casos en que haya por medio un hecho que se considere delictivo. ¿Medios? Existen y los estamentos policiales los saben usar. Desde una simple IP que permanece registrada, con la colaboración de las empresas que intervienen en el servicio, se pueden encender algunas luces en la oscura maraña de los delincuentes. Estén tranquilos los demás, nadie se va a meter con ellos por el simple echo de llamar imbécil a un imbécil desde un anonimato desvelable.


17 de julio de 2011

La Patria

"La patria es un sentimiento del que suelen jactarse los señoritos. Cuando llegan los trances, los señoritos la invocan y la venden. El pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera".

Antonio Machado